I Domingo de Cuaresma (22 de Febrero)
El pasado miércoles, 18 de febrero, llamado de Ceniza comenzó la Cuaresma.
Cuarenta días de preparación a la celebración central del cristianismo: la Pascua.
Lectura: La Cuaresma es tiempo de renovar alianzas: “Yo hago un pacto con vosotros”, nos recuerda la primera lectura varias veces.
Dios después del diluvio hace una alianza universal con Noé y con toda la creación.
Noé es el segundo Adán resucitado de las aguas y se convierte en el socio de Dios, se dice que era “el hombre que caminaba con Dios”.
Dios se compromete a no destruir jamás ni la raza humana ni las especies animales: “El diluvio no volverá a destruir la vida ni habrá otro diluvio que devaste la tierra”.
Cuarenta días duro el diluvio, cuarenta años tardo el pueblo de Israel en llegar a la tierra prometida, cuarenta días paso Jesús en el desierto y cuarenta días dura la Cuaresma.
El Evangelio de Marcos es muy escueto y no nos cuenta las tentaciones.
Se nos muestra a Jesús (nuevo Noé) pasando cuarenta días, no en las aguas, sino en el desierto, “dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas y los ángeles le servían”.
Después de ser bautizado en el Jordán se retiró al desierto impulsado por el Espíritu para prepararse a su misión.
En esos días fue tomando conciencia de su vocación y trato de ajustarse a la voluntad del Padre, pero teniendo que hacer frente a la tentación de desvirtuar su mesianismo.
Una vez vencida la tentación, empezó la misión: “Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía: Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios.
Convertíos y creed la Buena Noticia”.
Este será el principal elemento de la nueva alianza, la conversión del corazón y la aceptación de esta Buena Noticia: el Reino de Dios se ha establecido entre los hombres.
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